domingo, 30 de octubre de 2011


Querido Dios:

Esta angustia, este dolor en el corazón, pareciera que me estan carcomiendo el corazón.
A veces siento que ya no puedo más con esta situación, que yo elegí... y consiente estoy que bien merecido tengo este sufrimiento...
tu solamente sabes a que me refiero, y conoces mejor que yo mis sentimientos...

Ayúdame, ayúdame en eso que necesito hacer para terminar con esto.


A veces comienzo a sugerirte en mis plegarias, que me mandes a otra ciudad muy lejos de él, tan lejos que la distancia sea más poderosa que este sentimiento que me ata a él, tan pero tan lejos donde los recuerdos no puedan cobrar vida, lo más lejos posible, donde, él ya no existiera ni en los rincones más escondidos de mi memoria y cuerpo.

O también te pido con desesperación que mandes a alguien a mi vida, que me haga olvidarlo, que aparezca así repentinamente, y yo caer rendidamente enamorada de esa otra persona, y ya sacar a este hombre que me enloquece en todos los sentidos.

Esto de ser la amante, me esta secando... y bueno la verdad no se, si soy amante, amiga, juguete sexual, psicologa personal de él, no se, ya no se que soy, para él... ya casi cuatro años entregandole cada gota de mi existencia siempre con la esperanza de que ahora si cumplira sus promesas.... me considero muy pendeja al pensar esto, pero Señor Dios, no se porque me hice así, ingenua y pendeja hasta la los dedos de mis pies.

Me encantaría tener una amiga a quien contarle esto y llorarle hasta cansarme, pero este es un tema tan fastidioso, tan desgastante, tan estúpido, que mis pobres amigas terminan hartas y las alejo.

No se que hacer, o tal vez si se que hacer, pero algunas veces no puedo, otras simplemente no quiero...

admito también que a veces quiero tu ayuda, que soluciones ya esto, otras en cambio a pesar del dolor que me causa ser la amante quiero seguir en ello, y solo quiero tu consuelo, un abrazo tuyo, un curita más en este corazón tan cortado, tú sanando mis heridas, sin juzgarme, sin enojarte, solo ahi levantándome y dándome ánimos...

Otra veces te odio a ti... porque no se me ocurre a quien odiar, cuando este hombre me hace enojar con sus actitudes o cuando de repente siento celos de su esposa, me niego a sentir enojo contra ellos y te lo lanzo a ti con mis palabras, con mis pensamientos, y tú ni siquiera tienes la culpa...

A veces te amenazo con dejar de creer en ti, con ignorarte, con olvidarte...

pero mírame, cuando mi pobre alma ya no puede más vuelvo a ti, te busco para llorarte, para reclamarte, para pedirte que me des fuerza, para que me des una solución , una señal, una pizca de paz.... o ya al menos un accidente que me haga perder la memoria...


No hay comentarios: